Alfonso López Borgoñoz:
La clave de todo está precisamente en la existencia o no existencia de esos mecanismos de validación de la eficacia de lo que se hace. Y no sólo en la existencia de los mismos, sino en su exigencia por los consumidores o usuarios.
No había existido jamás (a nivel general) ninguna preocupación por la comprobación de las afirmaciones que se hacen con respecto a nada hasta que poco a poco empezó a extenderse el método científico. Es el poner en duda todo de forma crítica (y no escéptica en su sentido más pirroniano, de negación del conocimiento) para ver qué es mejor y qué no lo es.
Eso nunca ha preocupado a ninguna sistema de medicina tradicional. Ninguno de ellos tiene métodos internos para comprobar su propia eficacia. Tampoco sus pacientes se los han pedido nunca. Ni siquiera ha existido la validación y la comprobación de eficacia cuando han luchado diversas escuelas dentro de estas terapias. En todo caso, la disputa era siguiendo la autoridad de los maestros. 'Como X dijo, Como X hacía...'
Ese criterio lo siguen fielmente, incluso, terapias con eficacia no demostrada como la homeopatía o las flores de Bach u otras, nacidas en el siglo XIX e incluso XX. No desarrollan jamás una preocupación por comprobar lo que se dice. No hay método -ni les preocupa a sus fundadores cuando las crean- para saber si funcionan o no. Los métodos los debe prestar la única práctica que sí le ha preocupado desde siempre la validación y comprobación, que es la medicina cuya eficacia sí ha sido comprobada.
¡Si entre ellos al menos se preocuparan de desenmascarar las prácticas buenas y malas, las dosis correctas de las que no lo son! ¡si los alternativos al menos dijeran esto funciona y esto no, por tal razón o tal causa, más allá de criterios de autoridad o antigüedad!
Sólo ese detalle, esa despreocupación sospechosa y esa virtud de nacimiento (la de preocuparse por saber si va o no va), marca un valladar -que de momento ha sido infranqueable desde el punto de vista sanitario para las ineficaces- entre unas terapias o prácticas y otras, que hace que no se entienda en absoluto el porqué del preámbulo del decreto de terapias de la Generalitat de Catalunya, que parece ser trata de lanzar por tierra lo mejor de nuestro conocimiento, que es aquel que se basa no en la autoridad sino en la comprobación de lo que se dice, que es aquel que se basa en la crítica mediante pruebas razonables y no en el vocerío no fundamentado en nada.
viernes, 9 de marzo de 2007
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario