jueves, 29 de marzo de 2007

De Martín Barra López

Gracias, de antemano, por aceptarme de nuevo en su blog,y permitirme aclarar las dudas que ha suscitado mi primer texto.

El resumen de mi posición sería:

  • De acuerdo con que se regule esta materia.
  • El control de toda terapia regulada debe estar exclusivamente en manos de las instituciones sanitarias oficiales. Hay que proteger la salud de la población.
  • No se debe fomentar el intrusismo. Lo que es competencia de los profesionales titulados debe seguir así.
  • Las terapias incluidas deben someterse a los mismos criterios de control de resultados que utilizan las terapias convencionales. Es decir, el método científico es inexcusable. No estoy de acuerdo con que en el preámbulo del decreto se haga referencia a una “base filosófica diferente”.
La controversia surge a partir de mi opinión, totalmente discutible, por supuesto, de que no me parece tan relevante si la evidencia disponible no avala el uso de estas terapias.

No pretendía decir que, como no sabemos lo que se descubrirá mañana, todo vale hoy. No era esa mi intención, sin duda me expliqué mal.

Mi propuesta es distinguir entre el método científico como tal, y la evidencia publicada. El método me parece inexcusable, la evidencia publicada es discutible.

Al margen de que, si somos honestos, reconoceremos que muchas de las técnicas que utilizamos los sanitarios convencionales tampoco gozan de evidencia a su favor; hacer bandera de lo publicado podría volverse contra nosotros. Hay casos de manipulación, por ejemplo, la falta de efectos adversos del rofecoxib... cuando el estudio lo financiaba Merck.

Hay casos en los que nuestra práctica no sigue los dictámenes de la evidencia disponible. No pondré ejemplos de medicina, que los hay, pondré ejemplos de fisioterapia. Estoy de acuerdo con Alfonso López en que el Drenaje Linfático no funciona. Aunque muchos de nuestros pacientes opinen lo contrario, así nos no indica la bibliografía existente. ¿Por qué se sigue usando TENS (una determinada forma de electroterapia) en la lumbalgia? Los médicos rehabilitadores la siguen prescribiendo y los fisioterapeutas usándola, pero está más que demostrado que no produce efecto y mi práctica diaria lo corrobora.

Otro problema, no menor, es la interpretación de lo publicado. En un documento de Bandolera titulado “Sesgos” hacen referencia a que los resultados con acupuntura son siempre positivos si el estudio se hace en Asia, mientras que, si el estudio se hace en el resto del mundo, los estudios son positivos en la mitad de los casos. Yo me creo más los resultados del resto del mundo pero, lo relevante de este dato es que las conclusiones de una revisión se verán afectadas por el ámbito geográfico utilizado.

Yo regularía algunas de las terapias no convencionales, no todas, sería restrictivo, bastante restrictivo. Exigiría que sus resultados fueran valorados por el método científico, pero no exigiría un nivel de rigor diferente del que nos exigimos nosotros mismos.

No pretendo hacer de abogado del diablo ni justificar el uso de estas terapias, sólo intento ser ecuánime. Es probable que si buscara más datos sobre alguna de las terapias que yo incluiría, cambiaría de opinión. Es la gran ventaja del método, estar siempre dispuesto a cuestionarlo todo.

Alfonso López ha formulado la siguiente pregunta: ¿Cómo distinguir ahora, en este momento, ante un paciente concreto, las terapias a las que se debe dar cancha de las que no?

La pregunta es absolutamente pertinente y correcta, la repuesta, difícil.

En mi práctica diaria utilizo las mejores técnicas de fisioterapia de las que pueda disponer. La acupuntura, la reservo para casos concretos, esos que llamamos “de libro” y la uso, sólo y únicamente, después de no haber obtenido un resultado suficientemente favorable con la fisioterapia. Es diferente conmigo mismo, que parezco un conejillo de indias.

Otros sanitarios titulados tienen un criterio diferente. Muchos compañeros prefieren utilizar, como primera opción, la terapia no convencional. Tengo datos del Reino Unido, y cada vez se utilizan más, por este orden: acupuntura, osteopatía, homeopatía y fitoterapia, entre los sanitarios de Atención Primaria del National Health Service ¿están equivocados? ¿las utilizan como placebo en los casos crónicos a los que la medicina convencional no puede dar respuesta satisfactoria? ¿las utilizan de forma concomitante o excluyente? Hay muchas preguntas a las que no tengo respuesta, solo sé que cada vez se usan más.

Un último comentario a lo formulado por Alfonso López. La osteopatía, en mi opinión, tiene una base conceptual, como mínimo, muy aceptable. Aunque en Europa, en los países que está regulada, tienen nivel de diplomado universitario, en Estados Unidos, una persona que termina sus estudios en una escuela de osteopatía puede optar a cualquier especialidad médica exactamente igual que una persona que estudia en una facultad de medicina tradicional. Otra cosa distinta es la quiropraxia. En las revisiones las mezclan, craso error. También tengo bibliografía de osteópatas contrarios a ciertas prácticas de la osteopatía que consideran carentes de rigor científico. En resumen, hay una osteopatía muy, muy seria. Lamentablemente también hay otra. Precisamente la que pretende regular nuestro famoso decreto, la de academias particulares sin un mínimo criterio científico.

Para terminar, El Pais publicó la noticia de que la Organización Médica Colegial ha presentado una impugnación al recurso, pero también añade que el Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, aunque el decreto “no les satisface” no piensan impugnarlo basándose en que recoge sus alegaciones “más importantes”. Me parece una posición lamentable por parte del Colegio de Barcelona que debilita a los que nos enfrentamos a este, en mi opinión, penoso decreto.

Agradecería más información por parte de quién conozca por dentro el Colegio de Médicos y sus motivaciones es esta materia.

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