miércoles, 21 de febrero de 2007

Lo moderno, lo progresista, parecería que es aceptar esas nuevas terapias alternativas a la medicina por todos ya conocida, como parte de un mundo más amplio, donde no hay nada cierto y todo es relativo.
Las terapias alternativas basan sus conocimientos en la experiencia previa de sus practicantes, acumulada a lo largo del tiempo, pero carecen del refrendo del método científico, basado en la reproducibilidad del resultado en cualquier lugar y por cualquier persona. Este simple hecho hace que dichas terapias se conviertan en un método no científico, siendo un sistema aleatorio de tratamiento de las enfermedades de los ciudadanos.
La medicina oficial también presenta muchos "tópicos" aceptados como hechos científicos, transmitidos miles de veces, hasta confirmar el dicho que afirma que: "una mentira repetida mil veces acaba convirtiéndose en una verdad". Pero aún así y con todos sus defectos, la inmensa mayoría de los conocimientos de la medicina oficial se basan en el método científico, único que nos permite afirmar que sus efectos son ciertos y predecibles.
Evidentemente con los problemas reales de salud nuestra administración no debe jugar al azar.

1 comentario:

Carlos López Borgoñoz dijo...

Creo que deberíamos ser coherentes.Si la Generalitat opina que los ciudadanos deben optar por un tipo u otro de medicina, en base a sus creencias personales:
a) Debería incorporar el estudio del recuerdo del agua o las energías positivas en los planes de estudios de bachillerato y universidad. Supongo que entenderemos que antes de tomar una decisión así con la salud de nuestros hijos, estemos informados.
b) Desde luego, deberá incorporar las técnicas manuales o la homeopatía a los hospitales. ¿Por qué dicriminar a esas formas alternativas de conocimiento?
c) Por supuesto, reembolsar los tratamientos medico-filosóficos, no vaya a ser que alguien vaya a creer que todo esto es una medida para rebajar el coste de la sanidad pública.
d) Por supuesto, regular también a los profesionales que tengan medios alternativos de construir puentes o aviones. ¿Por qué limitar la libertad de los ciudadanos que quieran volar en aviones construidos según conocimientos ancestrales?

Tenemos otra opción: optar por el pensamiento crítico y el método científico para decidir nuestras normas de actuación.