jueves, 22 de febrero de 2007

Carlos López Borgoñoz dijo...
Creo que deberíamos ser coherentes.Si la Generalitat opina que los ciudadanos deben optar por un tipo u otro de medicina, en base a sus creencias personales:
a) Debería incorporar el estudio del recuerdo del agua o las energías positivas en los planes de estudios de bachillerato y universidad. Supongo que entenderemos que antes de tomar una decisión así con la salud de nuestros hijos, estemos informados.
b) Desde luego, deberá incorporar las técnicas manuales o la homeopatía a los hospitales. ¿Por qué dicriminar a esas formas alternativas de conocimiento?
c) Por supuesto, reembolsar los tratamientos medico-filosóficos, no vaya a ser que alguien vaya a creer que todo esto es una medida para rebajar el coste de la sanidad pública.
d) Por supuesto, regular también a los profesionales que tengan medios alternativos de construir puentes o aviones. ¿Por qué limitar la libertad de los ciudadanos que quieran volar en aviones construidos según conocimientos ancestrales?

Tenemos otra opción: optar por el pensamiento crítico y el método científico para decidir nuestras normas de actuación.

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